miércoles, 8 de octubre de 2008

carnívoro o hervíboro , pero seguro informívoro

Aún con la polémica que pueda existir, hay cierta aceptación en el hecho de que fuimos primordialmente primates comedores de frutas. Los antropólogos nos aseguran que al igual que algunos actuales parientes (primates, aunque pudiera aplicar a algún primo hermano), debimos haber comido ocasionalmente pequeños reptiles e insectos.

Sin embargo, ante una posible escasez de alimentos, dejamos el bosque y terminamos caminando en dos patas. En ese lapso tuvimos que cambiar de dieta y se dice que quizás empezamos como carroñeros para convertirnos en auténticos cazadores. Sin querer caer en un profundo análisis antropológico, porque no somos quien para hablar del tema, nos parece lógico que algo en el hombre cambió.

Se dice que muchas cosas cambiaron en el salto del primate que comía frutas al primate que se convirtió en cazador. Desmond Morris, en su famoso y controvertido Mono Desnudo, sugiere, para empezar, que el mono se desnudó, perdió el pelo (con la aclaración que ya se ha hecho que no lo perdimos, sólo se adelgazó y se redujo). Una de las teorías es que al convertirse en cazador, como los lobos, también buscó un cubil, y al hacer esto generó pulgas y demás parásitos externos, como los lobos. Entonces la evolución se adaptó perdiendo el pelo. Luego al parecer anduvimos como expontaneo de eventos deportivos por algún tiempo, hasta que algún antepasado se le ocurrió empezar con el negocio de la ropa.

Así como el hombre perdió el pelo para adaptarse, como consecuencia del cambio en su principal fuente de alimentos, todos los seres vivos nos vamos adaptando a las nuevas condiciones, vamos evolucionando.

Hoy han pasado algunos miles de años desde que perdimos el pelo. Ya no salimos a cazar mamuts, ya pasamos por una era agrícola, una era industrial y ahora se dice que vivimos en una sociedad basada en el conocimiento. En esta sociedad la información es la vida. Si no tenemos información todo se paraliza. Si no podemos conectarnos a Internet todos andamos como niño perdido en carnaval, sin saber para donde correr.

Hoy existen los vegetarianos puros, están los que no comen carnes rojas, están los que adoran las carnes rojas. Cada uno de ellos puede decir que lo que comen es lo que necesita el cuerpo humano. La polémica puede existir, pero nadie podrá discutir que todo el que vive en nuestra sociedad, aquella dominada por el Internet y todos su batallón de aplicaciones, es un Informívoro.

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